jueves, mayo 05, 2011

Pregones Oscuros


Así hiede la muerte hijo mio
no olvides nunca esta enseñanza
la llevaras siempre en tu bolsillo
la reconocerás cuando venga por tu causa

así se ve la muerte padre mio
y nos peinábamos en silencio frente al vidrio
llorábamos ahogandonos de frío
cuestionando a dios y sus arbitrios

así viene la muerte madre mía
disponianse a danzar sobre sus lutos
tablas sin cepillar te vistieron
desfile de parientes sordomudos

Aquí traigo la muerte amigo mio
me sigue y me vigila de lejano
pregona la tragedia el desvarío
despideme de todos mis hermanos

sábado, noviembre 27, 2010

Vida es cefalea


Silencio involutivo
buscas pertenecer
perteneces
y luego te disuelves
la pupila se contrae
como molusco miedoso
y dios no oye nada
frontero antiespacios
aislándolos de mi,
pero de todo me sales
como hit veraniego
y me recorto del aire
caliento-la-comida
y miro el espacio
...el espacio
el aire es de madera
paredes blancas
clavado el sombrero
a mi cabeza
lamo las lágrimas.

Vida es cefalea...

Silencio lacrimoso
busco mi cabeza
sombrero con clavos
y luego emblanquezco
la pupila es de madera
como espacio miedoso
dios no come
fronterome del aire
veranos aislados
pero de todo me salgo...

miércoles, octubre 21, 2009

Changeling


No sé si en realidad logre disimular bien mi incomodidad cada vez que la Sra. Pilar me regala la ropa de su hijo Jorge. Siempre la saca de un placard mal cuidado, lleno de recortes y pedazos de diarios de un ingeniero recién egresado. Hay un computador viejísimo desusado hace varios años y posters de grupos ochenteros. Es un dormitorio odiosamente blanco donde se huele humedad y años de dolor acumulado, una historia seguramente oscura como las que suelen guardar las familias acomodadas, por vergüenza o por no ahondar en el luto ajeno de todos. Tengo ya en mi casa una cocina e innumerables prendas del ingeniero. Prefiero guardarlas en una bolsa que la sra. Pilar me regaló un día de lluvia para cubrirme la cabeza. Ya no sé cuantas veces le he dicho que me fuí de Arquitectura, pero se le olvida todo y desde hace un año decidí seguirle el juego, usando como inspiración los recuerdos de la facultad y mis carencias de esos años. Se ha vuelto ya tradición de los sábados, luego de terminar de repartir los diarios pasar a buscar el hacha y llenarle un canasto de leña para el frío, para la soledad, para calentar las discusiones con don Guille, siempre interesado en la literatura y en los movimientos artísticos en Concepción antes de la dictadura. Don Guille se me antoja un viejo sabio, medio loco y bastante bohemio en sus años de tango y buena educación. Socialista como pocos, a pesar de doña pilar que los trata de maricones, entonces se arman sabrosas discusiones entre dos grandes conversadores decrépitos por los años y el dolor. No sé si me dijo cinco o seis años, pero si me habló del patio 5 del cementerio general, del clavel blanco todos los 15 de cada mes, de su carrera y su novia que debe ahora estar a miles de años luz. Jorge entraría en la categoría del típico matemático buenhombre, sin demasiada personalidad, intentando caer dentro de la casilla que desde chico le preparó su familia. Vaya a saber uno si por eso mismo terminó como un insecto aplastado que cayó del piso 10 de una torre cerca del campus. Ahora su ropa me acompaña quizás por los mismos pasajes donde estuvo y logra impregnarme de esa soledad, el eterno inconformismo que finalmente nos lleva a no querer luchar más. Don Guille siempre me habla de fastuosos teatros y viajes por Buenos Aires, de la locura de sus años, aún sin militares en las calles, de jóvenes desvergonzados, de artistas que firmaban sus propias falsificaciones. Y de lo triste que es el paisaje ahora, de que la dictadura todavía no se muere, que sigue en la cabeza de las gentes como un pasado del que tampoco hay que hablar mucho, todavía existe miedo. Doña pilar fue de las viejas que salió a batir las cacerolas esa noche, acostumbrada a la comodidad, hasta hoy mismo vé solo lo que le interesa y maquilla una vanidad rancia perdida en el dolor. En realidad ya ni sé por que paso todos los sábados a saludarlos. Hace tiempo que prefirieron suscribirse al diario. Seguramente las conversaciones con don Guille y su ánimo eterno, sus ganas de reírse de la vida y tomar un borgoña para tragarse mejor las penas. A doña pilar le dio la gana de pintar la casa fucsia, y don guille solo se ríe de los vecinos que protestan por el dolor en los ojos, todavía guarda esa interminable inmadurez femenina, irritante de ingenuidad, de fantasías de niña con muñecas y secretos para la piel. No sé en realidad si de verdad me da pena esa relación de casi hijo con casi padres, sostenida en la mentira de que aún estudio arquitectura, de un falso esfuerzo por ganar una partida perdida hace años. En realidad soy yo el que les entrega un poco de redención, les hago recordar a su hijo y me hago el loco un poco con las frases de vanagloria compasiva y misericordiosa de doña Pilar, y las conversaciones repetidísimas de don guille. Al fin y al cabo parece que los dos se volvieron adictos a olvidar, una enfermedad a mí parecer, bastante saludable.

Hermano


Hermano se marchitaba en secreto
bajaba la escalera a oscuras
hermano tomaba en sus manos la vida
miraba con ojos profundos

árbol que trepaba riendo
ahora leña que sin calor arde
hermano quiso volar más lejos
abriremos las ventanas esta tarde

Hermano nos escuchaba en silencio
y se llevaba así nuestro llanto
ahora la casa es más fría
la realidad solo espanto

consolará ahora hermano a las nubes?
O trepará columnas más blancas?
hermano no preguntaba nada
solo nos regalaba esperanza

hermano se nos fue de pronto
pero no quería dejarnos
en la copa del árbol lo escucho
el viento lo sigue esperando

hermano ven a jugar de nuevo
no volverás, pero vuelve!
Detén por un rato tu vuelo
o apaga la luz y duerme

hermano el frío es enorme
los muros ya quieren caerse
aunque sea inútil, te espero
hermano no llores más, solo duerme